¿Qué de qué?




Quiero que mi Primera Comunión no sea una anécdota, quiero que deje huella, vivir la plenitud de este día toda mi vida.











  • Celebra cada domingo la Eucaristía, en la Misa de Niños de 11:30 o en otra, en el Recuerdo o dondequiera que te encuentres el domingo. Es el espacio que nos damos los amigos de Jesús para ponerle en el centro y para encontrarnos con Él con intensidad y en fraternidad, como Él nos quiere, en “común-unión” con él y con todos los amigos de Jesús.





  • Participa en los grupos de poscomunión. No es una obligación pero es una estupenda oportunidad y una suerte poder compartir con otros niños y niñas de tu edad la amistad y el camino y hacerlo de la mano de Jesús.





  • No olvides nunca este día y recuerda este primer encuentro intenso con Jesús con toda la energía que lo has vivido hoy. Mira, en la vida te tocará hacer travesías complicadas y vivirás momentos difíciles y también emocionantes y estimulantes,… En esos momentos, reavivar la vibrante experiencia del encuentro con Jesús que te habita, hará que en tu vida suene la más bella de las melodías. Cuando estés en crisis y cuando estés de subidón, al sentir su presencia, notarás cómo en ti brota la alegría y el entusiasmo.


  • Date un tiempo cada día para estar con Jesús, con el amigo, para rezar. Él siempre está contigo, pero elige tú un momento –el mejor probablemente sea cuando te vas a dormir- para hablar con Él, para contarle tus cosas, darle gracias, pedirle por quienes quieres,… Y, si haces silencio por dentro, también le escucharás a Él. Y si no sabes qué decirle, puedes dirigirte a él con una oración que sepas. O te pueden ayudar tus padres a entablar esa conversación con Jesús. Si no le escuchas en el silencio puedes recordar sus palabras o frases del Evangelio que Él nos dijo y que te digan ahora a ti algo sobre tu vida, lo que pasa, tus proyectos,…



  • A los seguidores de Jesús se nos tiene que notar. Y se os nota cuando vivimos como Jesús nos propone en el Evangelio, según su Código que es la Ley del Amor: amar a todos y amar en todo. Piensa cada día si has amado y qué has hecho que te haga, al menos, parecido a Jesús. Ya sabemos la pregunta del examen final: “¿Has amado?, ¿Has vivido?”. Es un buen hábito que te ayudará a crecer y a mejorar como persona, hacer un examen parcial cada día respondiendo a esa pregunta: “¿Has amado?, ¿Has vivido?”



  • Y no te preocupes si en algún momento te desconectas, siempre es un buen momento para volver a sintonizar. Tampoco te inquietes si en algún momento no lo ves claro, o fallas en algún momento. Tú sabes que en nuestras relaciones pasamos por altibajos. Y Jesús siempre está ahí… Recuerda, el “Amigo que nunca falla”.



  • Los amigos de Jesús participamos de su proyecto, de su sueño: el Reino, hacer en este mundo posible y real la Gran Fraternidad de los Hijos de Dios en la que todos seamos hermanos con la misma dignidad y felices juntos. Para ir haciendo este proyecto realidad Jesús nos regaló la Iglesia –representada en nuestra pequeña porción de la parroquia de Nuestra Señora del Recuerdo- que quiere ser el corazón de Dios en nuestro barrio de San Blas-Las Rosas y el impulso en medio de él del proyecto de Jesús, un ensayo de esa Gran Fraternidad a la que toda la Humanidad estamos llamados. La parroquia y otros grupos y asociaciones, aunque no sean cristianas, trabajamos y luchamos por ese proyecto, en el que tú también desde hoy eres protagonista… Y en ese proyecto Jesús nos propuso no ser imparciales sino ponernos de parte de los más necesitados, de los más pobres y vulnerables. Que cada día, en las decisiones que tomes, en las elecciones que hagas, cuando tengas que tomar partido,… te pongas de parte del más débil, de quien más te necesite, del que lo está pasando peor o del que nadie quiere,… Recuerda, Jesús nos dijo que ellos serían los primeros.




  • Y otro detalles importantes en los que me entretengo poco y, no por ello, menos importantes. No olvides a la Madre, a María, la Madre de Jesús y nuestra Madre. No te voy a contar lo que es una madre, ya lo sabes y lo importante que es… pero también sabes que, si quieres llevarte bien con tu amigo, lo mejor que puedes hacer es ganarte a su madre. Reza a María (el Avemaría es una bella oración) y pídele que te haga fiel amigo y seguidor de Jesús.
 
  • Celebra el perdón en el Sacramento de la Reconciliación de vez en cuando. Celebrar la Confesión, ya lo has vivido, nos llena de vitalidad y despierta en nosotros la Compasión y la Misericordia del Padre.

  • Y celebra también con especial intensidad las fiestas cristianas como la Navidad, la Pasión, la Pascua, Pentecostés,… que nos acerca y nos sumergen en el misterio de Cristo y de la vida, de nuestra vida y en el encuentro con el Amigo que es el motor de nuestra vida.
 


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